Ante una situación en la que, tanto empresas como personas, presenten dificultades para poder cumplir con sus deudas y gastos contraídos, la mejor solución es incorporarse al concurso de acreedores.
La característica principal para poder optar a entrar al concurso es la incapacidad de poder cumplir sus pagos. A través del sistema de concurso de acreedores, se procede a hacer el reparo del deudor entre sus acreedores, de acuerdo a las prioridades que se establecen en la Ley.
Las dos maneras de entrar al concurso son: concurso voluntario o concurso necesario.
¿En qué consiste el concurso de acreedores?
Existe un procedimiento previsto en la Ley que sirve para solventar negocios que no pueden atender sus obligaciones y pagos con sus acreedores (bancos, instituciones, proveedores y trabajadores) dentro de los plazos acordados. Por esta razón, las empresas que se encuentran en la situación de no tener cómo pagar sus deudas, deben entrar en el concurso acreedores y es siempre recomendable que se asesoren con personas o empresas con experiencia en estos procesos.
Una de las formas de entrar en el concurso es de manera voluntaria, donde el propio deudor está consciente de que tiene una incapacidad de pago provisional e inicia el procedimiento judicial, acudiendo ante un juez y planteando su situación actual, acerca de cómo están sus bienes con relación a sus deudas. Desde el mismo momento en que el dueño de la empresa acude e inicia el procedimiento, tendrá protección ante la administración pública y tributaria, entre otros.
Escenarios que se deben analizar
En esta fase se analizará cualquiera de los dos escenarios que se presentan a continuación:
1.- empresas en concurso de acreedores, son aquellas que carecen de la liquidez necesaria para poder pagarle a sus acreedores a tiempo. En este punto es necesario hacer una reestructuración de la deuda con los bancos, proveedores e instituciones.
2.- Compañías inviables, que presentan problemas estructurales y operativos que hasta podrían presentar patrimonio negativo neto. En estos casos es necesario reprogramar la producción, la plantilla de trabajadores o realizar una restructuración financiera.
La otra forma de participar o entrar es el llamado concurso necesario. Aquí, el que inicia el procedimiento es uno de los acreedores a quienes no se le ha cumplido y acude ante un juzgado mercantil.
La calificación del concurso se obtiene a través del administrador concursal, que emite un informe en donde dicta si el administrador de la empresa actuó de forma diligente o, si por el contrario, actuó de manera irresponsable y es en ese momento que se le da la calificación de culpable o fortuito.
De resultar culpable la calificación, el administrador o titulares tendrán consecuencias económicas y legales.
¿Qué es el registro concursal?
Existe un sitio en internet de carácter público que está a cargo del Ministerio de Justicia donde se puede acceder y consultar toda la información referente a estos procesos y es un sitio web llamado el registro concursal. Este sitio es regulado y lo gestiona el colegio de registradores de propiedad privada, mercantiles y bienes e inmuebles en España.
El registro concursal se actualiza de forma constante, incorporando a las nuevas empresas en concurso de acreedores, así como las diferentes resoluciones o acuerdos que han sucedido.
El proceso de pago a los acreedores
Aquí se aplica el refrán de los últimos serán los primeros, debido a que los créditos adquiridos durante el proceso concursal, llamados también creditos contra la masa, son los que primero se pagarán, debido a que fueron aprobados por la administración concursal que acompaña a la empresa durante el proceso de concurso de acreedores.
Posterior al pago de los créditos contra la masa, vienen los créditos concursales que son aquellos créditos que fueron contraídos antes de la declaración de la situación en la que estaba la empresa para entrar en el concurso. Se dividen en créditos privilegiados, ordinarios y subordinados:
- Los créditos privilegiados: son los que se pagan posterior a los créditos contra la masa y en ellos se incluyen los salarios atrasados a los trabajadores.
- Los créditos ordinarios: en ellos se incluyen todos los créditos que no entran en las categorías mencionadas anteriormente, como los de proveedores que nunca exigieron garantías hipotecarias para hacer frente a sus operaciones comerciales.
Los créditos subordinados: estos son los últimos en cobrar e incluyen las multas, las sanciones y los intereses de los créditos.