Cuidar una mascota implica cubrir por completo todas sus necesidades. No solo se trata de alimentación y cariño, sino de cuidar su salud física y permitirle un adecuado desarrollo social, siendo estos los factores que aseguran su calidad de vida.
Las enfermedades de nuestras mascotas no siempre se pueden evitar, sin embargo, es nuestra responsabilidad atender de manera oportuna cualquier patología que se presente.
Una hernia discal es una patología compleja que puede afectar negativamente su calidad de vida. Es necesario contar con un profesional de confianza que asegure una recuperación adecuada de nuestro perro ante la aparición de los primeros síntomas.
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Tipos de hernias discales
Se diferencian tres tipos de hernias discales en pacientes caninos:
- Tipo I. Este tipo afecta principalmente a las razas pequeñas que tienen patas cortas y una columna larga (condrodistróficas). Habitualmente aparece entre los 2 y los 6 años de edad y tiene su causa en movimientos bruscos de la columna y como evolución de pequeños traumatismos que haya sufrido la mascota.
- Tipo II. Afecta a las razas de mayor tamaño, debido a la compresión lenta y continuada de la columna vertebral, apareciendo después de los 5 años de edad.
- Tipo III. Ocurre cuando el disco intervertebral se desplaza del canal medular, siendo la versión más grave y usualmente causa la muerte de la mascota.
También es posible establecer un grado en escala de I al V, en función a la gravedad y nivel de deterioro vertebral.
Síntomas de una hernia discal canina
Para los dueños atentos a sus mascotas, identificar la existencia de un problema de este tipo será muy sencillo. Los síntomas son los siguientes:
- Falta de coordinación en los movimientos
- Disminución de la actividad física, fuerza y tono muscular
- Deja de caminar y se arrastra a causa del dolor
- No logra mantener el equilibrio
- Pérdida de la sensibilidad en la zona afectada, así como en sus extremidades
- Arquea la espalda
- Tiene problemas para realizar sus necesidades fisiológicas
Tratamiento, rehabilitación y recuperación
En caso de que se detecte cualquiera de los síntomas anteriores, es necesario llevar al canino a una evaluación médica profesional en la que se pueda verificar el padecimiento y comenzar de inmediato un tratamiento adecuado.
Para tratar hernias discales de gravedad alta, es posible realizar una operación con buen pronóstico de recuperación siempre que se actúe con rapidez. Esta consiste en el retiro del material herniado, descomprimiendo la médula.
Cuando el caso es de menor gravedad, la recuperación comienza con reposo absoluto. La inmovilidad permite que los tejidos se desinflamen y el perro pueda comenzar un plan de rehabilitación.Los antiinflamatorios y analgésicos son requeridos para aliviar el dolor y mejorar las condiciones del paciente y asegurar su pronta recuperación.