Desde tiempos remotos ha existido el interés por conocer el futuro. El arte adivinatoria no escapó a la modernidad y ahora el acceso es fácil e inmediato.
Quizás por un problema personal al que no le vimos solución o simple curiosidad, pero posiblemente todos alguna vez acudimos, o al menos lo pensamos, a una vidente o tarotista para explorar nuestro pasado en búsqueda de respuestas del presente y nos predijera el futuro.
Aunque no es algo que contemos o que sea tan público como ir a un parque de diversiones, el tarot y la videncia es la válvula de escape de millones de personas que, como todo, ha evolucionado con la modernidad.
Desde hace algunos años la incidencia es mayor con el auge de las nuevas tecnologías. Ya no hay que buscar por las calles o con referencias de amigos y desplazarse a donde estén las personas con el poder de adivinar el futuro, ahora por internet tenemos al alcance portales en los que podemos escoger a la tarotista y vidente que nos va a ayudar a enfrentar ese momento aciago que nos roba la paz y la felicidad.
En España a partir de 2008 se dio un repunte en lo que respecta a consultas de videntes y tarotistas a raíz de la crisis económica, esto generó en millones de personas estrés, depresión y ansiedad, quienes vieron en estos profesionales la posibilidad de conocer el futuro y prepararse a lo que vendría.
Y es que podría catalogarse como la mejor vidente, aquella que sepa avisar al consultante lo que está por llegar para que este pueda anticiparlo adecuadamente, aquella que represente un apoyo al cliente y pueda convertirse en su consejero fiel, que tienda vías para que la persona pueda transitar.
El origen del tarot es incierto
No hay un origen definido del nacimiento del tarot, muchos historiadores han basado sus estudios en diversas vertientes. Sin embargo, un punto coincidente es que ya existía en las primeras civilizaciones de la antigüedad debido a que se hallaron vestigios de su presencia en Persia, India y Egipto, incluso hay conexiones como la Kabbalah judía.
El interés por el arte adivinatorio ha existido desde que el hombre es hombre, de hecho los oráculos han estado presentes en todas las culturas, siendo los más conocidos los griegos.
Historiadores han reflejado que la baraja más antigua del tarot fue la del duque de Milán Filippo María Visconti (1412-1447) por lo que se tienen las primeras referencias del tarot como tal en la Italia del siglo XV, lo que se extendió 100 años más tarde a Europa empezando por Francia, siguiendo por Bélgica, Suiza, Austria y Alemania.
Otra referencia de la expansión del tarot en Europa la tienen los gitanos; se dice que ellos impulsaron el tarot como arte adivinatorio en sus desplazamientos por el continente, al sobrevivir la inquisición.
Videncia desde tiempos inmemoriales
Desde que el hombre hace vida en la faz de la tierra existe el interés por predecir lo que sucederá en el futuro. Esta búsqueda desde siempre ha tenido asidero en seres con facultades excepcionales que les permiten ver eso que los demás no pueden ver o percibir llegándose a convertir en miembros privilegiados del pueblo que habitaban.
Guías espirituales, profetas y sabios, de distintas formas eran catalogados. En la Antigua Grecia se les llamaba “divinos” y eran muy buscados para ayudar al pueblo a seguir por el “buen camino”. En la Ágora imperaba el respeto estricto a la adivinación, de hecho era a través de esta que los mortales conocían y, en consecuencia, seguían la voluntad de los dioses.
En la Roma Antigua la videncia también era reconocida. Específicamente eran personas que adivinaban el pasado y el futuro a través de las entrañas de un animal sacrificado, también lo hacían siguiendo el vuelo de pájaros o fenómenos celestes.
El mismo fin, pero son diferentes
El vidente nace con esa condición y la desarrollará de mejor manera si entrena esa cualidad que es innata. Para ser tarotista hay que formarse obligatoriamente.
Ambos perciben lo que no está nuestro alcance, pero con técnicas diferentes, lo que ven llega a ellos a través de fuentes distintas. Un vidente no necesita nada material para ver el futuro, es posible que en ocasiones se apoye de alguna pertenencia de la persona sobre quien hará predicciones, quizás una foto, pero no es obligatorio. Un tarotista no puede trabajar sin su mazo de cartas, estas son fundamentales para interpretar los mensajes.